Autoestima

Dicha competencia mide la confianza en uno mismo, con que seguridad realzamos las valoraciones que hacemos sobre nosotros mismos y sobre nuestras capacidades.

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de sí mismo. Es el sentimiento negativo o positivo, de afecto o repulsa, que se deriva de la valoración global de uno mismo. También podemos considerarla como el conjunto de actitudes hacia uno mismo.

La autoestima es una competencia específica de carácter socio-afectivo que constituye una de las bases mediante las cuales el sujeto realiza o modifica sus acciones. Se expresa en el individuo a través de un proceso psicológico complejo que involucra a la percepción, la imagen, la estima y el autoconcepto que éste tiene de sí mismo. En este proceso, la toma de conciencia de la valía personal se va construyendo y reconstruyendo durante toda la vida, tanto a través de las experiencias vivenciales del sujeto, como de la interacción que éste tiene con los demás y con el ambiente.

La autoestima es saludable siempre en unos parámetros que nos aporten confianza y equilibrio psicológico, tanto a uno mismo como a los demás. Así, un alto aprecio de sí mismo, que traiga aparejadas actitudes y comportamientos egocéntricos, prepotentes y/o megalómanos es peligroso.  En el mundo empresarial y en las organizaciones en general, nos encontramos, con más frecuencia de la deseable, con directivos con autoestima narcisista, derivados de problemas de personalidad e inadaptación social, que son arrogantes, engreídos, prepotentes y que tienen una clara predisposición para utilizar los medios sociales y económicos a su alcance para dominar a otros. Buscan satisfacer sus motivaciones personales (insanas) a costa de causar perjuicios nefastos para el clima y rendimiento del grupo de personas a su cargo y, por extensión, a la empresa en su conjunto.

La autoestima positiva permite a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo y, por consiguiente, alcanzar más fácilmente sus objetivos y autorrealizarse. Permite que uno sea más ambicioso respecto a lo que espera experimentar emocional, creativa y espiritualmente. Desarrollar la autoestima es ampliar la capacidad de ser felices; la autoestima permite tener el convencimiento de merecer la felicidad.

Comprender esto es fundamental y redunda en beneficio de todos, pues el desarrollo de la autoestima positiva aumenta la capacidad de tratar a los demás con respeto, benevolencia y buena voluntad, favoreciendo así las relaciones interpersonales enriquecedoras y evitando las destructivas.

Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el aprecio que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, pericia, suficiencia, etc.) y el respeto y estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.). La expresión de aprecio más sana, según Maslow, es la que se manifiesta «en el respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y la adulación».

" El amor a los demás y el amor a nosotros mismos no son alternativas opuestas. Todo lo contrario, una actitud de amor hacia sí mismos se halla en todos aquellos que son capaces de amar a los demás". Erich Fromm.

 

La autoestima la podemos observar en primer lugar en el semblante de la cara. Por ejemplo, ¿cómo crees que la autoestima del tigre de la imagen?