Gestión del talento

El talento, como aptitud, es la capacidad para desempeñar o ejercer una actividad.​ Se trata de la capacidad para ejercer una cierta ocupación o para desempeñar una actividad. El talento suele estar asociado a la habilidad innata y a la creación, aunque también puede desarrollarse con la práctica y el entrenamiento.

El talento se puede considerar como un potencial. Lo es en el sentido de que una persona dispone de una serie de características o aptitudes que pueden llegar a desarrollarse en función de diversas variables que se pueda encontrar en su desempeño.

El talento es una manifestación de la inteligencia emocional y es una aptitud o conjunto de aptitudes o destrezas sobresalientes respecto de un grupo para realizar una tarea determinada en forma exitosa. El talento puede ser heredado o adquirido mediante el aprendizaje. Por ejemplo, una persona que tenga el talento de ser buen dibujante muy probablemente legará esta aptitud a sus hijos o a alguno de sus descendientes. Asimismo una persona que no es y desee ser dibujante deberá adquirir mediante el aprendizaje continuo y esforzado la destreza e interiorizar en su cerebro la condición que le permita desarrollar la aptitud.

El talento intrínseco es que el individuo lo puede dejar de ejercer por mucho tiempo y volver a usarlo con la misma destreza que cuando dejó de usarlo; a diferencia del talento aprendido que requiere ser ejercitado continuamente para no perder la destreza.

Gestionar el talento es:

1.- Ser consciente del mismo. Reflexionar sobre aquellas habilidades y destrezas en las que destacamos. Es decir que es lo que hacemos bien o muy bien.

2.- Que nos apasiona cuando lo hacemos y nos es gratificante llevarlo a cabo.

3.- Hacerlo. Desarrolas aquellas conductas que nos permite ser consciente de nuestro talento y disfrutar haciéndolo. 

4.- Conlleva cierto esfuerzo. La genialidad se desarrolla con el esfuerzo. Sin acción no hay resultados.