Resolución de conflictos

Los conflictos son parte de nuestra vida y una gran fuente de aprendizaje. Tener conflictos significa estar vivo, y lo saludable es aprender a manejarlos, principalmente porque algunos son inevitables.

Lo que si es evitable son las consecuencias negativas de los mismos. Todos tenemos recursos internos e innatos que nos dotan de capacidad para abordarlos,  si bien es cierto que las estrategias útiles " se aprenden ".

Si miramos en nuestro entorno quizás veamos que los individuos que nos rodean tampoco tengan estas habilidades. Las consecuencias de esto pueden ser  que no sepamos  abordar las dificultades que surgen en las relaciones personales, y que debido a esto nos de miedo dar nuestras  opiniones, tengamos dificultad para ceder o ponernos en el lugar del otro,  evitemos  discutir, etc.

A nivel global las herramientas necesarias para afrontar las diferencias con los otros la podemos resumir en: a.- Confianza en uno mismo y en los demás y  2.- Aumentar nuestras conductas  asertivas.

Las emociones básicas que se experimentan cuando se vive un conflicto son la rabia, la tristeza y el miedo. A veces de forma independiente y otras todas a la vez. El camino de la resolución de conflictos no es otra cosa que la expresión adecuada de estas emociones, la escucha de las de los demás y la búsqueda de alternativas válidas para los miembros que experimentan el conflicto.

Pasos a seguir:

En primer lugar:

- Reconocer y aceptar las propias emociones

- Identificar y respetar las emociones de los demás.

Este punto nos llevaría a reflexionar sobre cuáles de nuestras necesidades no se han satisfecho en una situación determinada y nos han llevado a experimentar tristeza, miedo o rabia.

Percibiendo a su vez que que cuando los demás se enfadan también les sucede lo mismo, alguna de sus necesidades no se habrán cubierto (reconocimiento, atención, expectativa, justicia, etc).  Los seres humanos tenemos todos las mismas necesidades " no lo olvidemos"

Segundo paso:

Identificar los pensamientos que se generan ante los problemas, aquí nos podremos decantar hacia dos vertientes:

- Yo tengo la culpa

- La culpa la tiene el otro

Tercer paso:

Dejar de buscar culpables y describir :

- Expresar lo que yo he vivido

- Expresar como lo he interpretado

- Expresar como me he sentido

- Expresar que me hubiera gustado que pasara, proponiendo cambios para el futuro

Escuchar al otro:

- Lo que vivió

- Cómo lo interpretó, sus intenciones reales.

- Cómo se sintió.

- Que le hubiera gustado que sucediera , y sus propuestas para el futuro Probablemente esto nos ayude a ver otors aspectos y con ello a cambiar nuestras  emociones  y  comportamientos.

A la hora de hablar para resolver el conflicto tenemos que tener en cuenta lo siguiente:

- Cuidar la comunicación no verbal: mirar a los ojos cuando hablemos, mostrarnos próximo.

- Hacer una petición no una exigencia a la hora de tratar de cubrir nuestras necesidades.

- Pensemos que tenemos respeto por el otro y que queremos cooperar.

- Hacer preguntas y sugerencias, no acusaciones. con esto último solo se consiguen actitudes de ataque y defensa que impiden llegar a soluciones.

- No adivinar el pensamiento del otro. Preguntar para escuchar.

- Hablar de lo que el otro hizo, no de lo que es. El objetivo es cambiar conductas y una etiqueta negativa no nos suele llevar al cambio.

- Centrarse en el tema que se esté tratando durante la discusión. No sacar a relucir temas pasados.

- Plantear los problemas sin acumularlos.

- Escuchar al otro cuando habla, no interrumpir.

- Aceptar las responsabilidades propias. No le echemos toda la culpa al otro.

- Ofrecer soluciones. Trata de llegar a un acuerdo.

- Hacer ver al otro que lo has entendido, repitiéndole alguna frase del discurso que refleje sus peticiones y sobre todo destacar aquello en lo que se está de acuerdo.

- Expresar también lo que nos agrada del otro.

- Evitar la crítica inadecuada, comentarios negativos, el sarcasmo o la ironía, esto solo responde al deseo de castigar al otro o de humillarle, es una venganza, no una búsqueda de soluciones.

- Preguntar al otro que puedes hacer para mejorar las cosas.

- Buscar un ambiente adecuado que facilite el hablar: tranquilidad, intimidad, y que sean espacio neutral.