Delegar

La delegación es una de las competencias más complejas en la gestión de un equipo y la que diferencia a un jefe con poder  de ordeno y mando de un verdadero líder. Aprender a delegar es todo un arte, que se basa en la humildad del jefe o directivo para reconocer que no debe hacerlo todo solo.

Delegar no es 'ordeno y mando', significa confiar en los colaboradores y darles las herramientas necesarias para hacer aflorar y brillar las máximas capacidades de todos los miembros y dirigirlas hacia la construcción de un objetivo común.

Sin embargo, hay jefes y directivos que siguen sin diferenciar entre asignar tareas y responsabilidades. Por ello, continúan dándose casos indeseables como el del directivo indeciso que cede su responsabilidad a otros y se cuelga méritos ajenos o el autócrata insaciable que ejerce su control absoluto sobre todas las tareas del equipo. Estas situaciones forman parte del día a día de muchas empresas.

Dos comportamientos que son especialmente dañinos para el compromiso, la motivación y el desarrollo del potencial:

a.- El síndrome de la oveja Dolly: El directivo considera que todos sus colaboradores deben ser clones suyos, razonar y hacer las cosas igual que él.

b.- Los jefes que piensan que están para ser servidos: Esta práctica es un error ya que liderar en realidad significar dar. La función del líder es inyectar en el grupo la energía y motivación necesarias para que logren los objetivos.

El líder no debe olvidar que dirige a personas, no a sirvientes, y que debe aportarles los estímulos adecuados y personalizados.

Aprender a delegar

Un verdadero líder no es un solitario ni un visionario, alguien que va por libre, sino que hace partícipe a su equipo, comparte, escucha y colabora. Es capaz de crear un grupo y ofrecerle el entorno adecuado para que puedan desempeñar sus funciones y alcanzar el éxito. Es importante que cada miembro perciba que está contribuyendo, mediante su esfuerzo, dedicación y sacrificio, en el desarrollo del proyecto.

Todavía hay dos tareas que los jefes deben mejorar: aprender a informar sobre el objetivo que se persigue y saber encargar tareas.

Para delegar correctamente:

1.- Pensar que no lo puedes hacer todo.

2.- Dar a los colaboradores la información necesaria para ejecutar el cometido y no sólo asignarles para las tareas más aburridas.

3.- Evitar delegar en los mismos de siempre y  dar oportunidades a otros miembros del grupo.

4.- Nombrar a un colaborador del equipo coordinador del proyecto.

5.- Tratar de no retener trabajos que otros podrían hacer más rápido y mejor.

6.- Hacer un seguimiento de la tarea que se ha delegado.

7- Divulgar al equipo información que puede ser importante para sacar adelante el proyecto.

8.- Rreconocer los logros de los trabajadores y colaboradores.

9.- Tener cuidado con sobrecargar de trabajo sólo a los mejores.

10.- Realizar una evalacuación de los resultados y sacar conclusiones de la delegación.

Tenemos que ser conscientes que como jefes o directivos nos quedamos cortos a la hora de transferir cometidos" y cuando delegamos debemos de aportar el apoyo necesario para que el trabajador se sienta respaldado.

Lo que nunca se debe delegar

El ejercicio del liderazgo está estrechamente relacionado con el nivel de talento del que dispone cada colaborador.  Aun así, hay tareas y responsabilidades que sólo corresponden al directivo y que nunca hay que ceder:

- Asuntos trascendentales o de gravedad que precisan de toma de decisiones rápidas y correctas.

- Cuestiones con cierta repercusión para la vida de la empresa y su continuidad.

- Evaluación de recompensas o castigos al personal (directivos, mandos intermedios, empleados de base).