autoconocimiento (presencial).

El autoconocimiento es un proceso activo de búsqueda de nuestra esencia, con una mirada hacia el interior. También es proceso reflexivo sobre lo que buscamos y su resultado, por el cual la persona adquiere noción de su yo y de sus propias cualidades y características.

Horas Lectivas12

El autoconocimiento es un proceso activo de búsqueda de nuestra esencia, con una mirada hacia el interior. También es proceso reflexivo sobre lo que buscamos y su resultado, por el cual la persona adquiere noción de su yo y de sus propias cualidades y características. Como todo proceso, puede ser desglosado en diversas fases, como: autopercepción, autoobservación, memoria autobiográfica, autoestima, autoaceptación. No puede haber, pues, autoestima sin autoconocimiento. De ahí la importancia del autoconocimiento para el desarrollo personal. "De todos los conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí mismo" - William Shakespeare.

La clave para gestionar a otros de manera efectiva es manejarse uno mismo primero. Cuanto más conoces de ti mismo, más puedes relacionarte con los demás, desde una posición de confianza, seguridad en uno mismo y fortaleza.  Ésta es la primera aptitud de la Inteligencia Emocional (IE). Parte de que si uno no logra conocerse bien a sí mismo, no es consciente de cuáles son sus fortalezas y debilidades, no aprende a identificar sus estados de ánimo y las consecuencias que éstos pueden tener en su comportamiento, difícilmente podrá controlar sus reacciones y utilizarlas productivamente. Tampoco podrá comprender bien el comportamiento de los que le rodean, identificar sus sentimientos y emociones, ni podrá actuar con efectividad en sus relaciones interpersonales, todo lo cual resulta esencial en el trabajo de dirección. Ya decía Einstein, "Conocer bien a los otros es inteligente, conocerse bien a sí mismo, es sabiduría". Y Alejandro Magno, ante el santuario de Apolo al contemplar las palabras esculpidas en letras de oro que pronunció Sócrates: "Conócete a ti mismo", reflexionó: "Es evidente. Conocerse a uno mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones. Si uno consigue conocerse a fondo a sí mismo, sabrá comprender a los demás y la realidad que lo rodea".

Por otro lado, también se utiliza la expresión "auto-evaluación" porque muchas de las aptitudes que deben "auto-conocerse"  requieren la utilización de instrumentos en los que debemos evaluar cómo estamos.

 

Ser conscientes de nuestros sentimientos y comportamientos, así como de la percepción que los demás tienen de nosotros, puede influir sobre nuestras acciones de forma que repercutan en beneficio propio. La clave está en saber sintonizar con la abundante información que nos proporcionan nuestros sentimientos, sensaciones, valoraciones, acciones e intenciones. Esta información nos ayuda a comprender cómo respondemos, nos comportamos, comunicamos y funcionamos en diversas situaciones. Al procesamiento de toda esta información es a lo que llamamos "autoconciencia".

Para aumentar la autoconciencia es necesario que meditemos seriamente y con valor sobre cómo reaccionamos ante las personas y los hechos que forman parte de nuestra vida laboral. Debemos tener en cuenta lo siguiente:

Examinar nuestros juicios, es decir, cómo valoramos las cosas.
Sintonizar con nuestros sentidos.
Conectar con nuestros sentimientos.
Saber cuáles son nuestras intenciones.
Prestarle atención a nuestros actos.
Cómo valoramos las cosas.

Las "valoraciones" son las distintas impresiones, juicios, estimaciones y expectativas que nos forjamos nosotros mismos sobre los temas y sobre cada situación. Las mismas se ven influidas por diversos factores que configuran nuestra personalidad (marco familiar, experiencias previas, capacidades naturales y sistemas de creencias). Por lo general, adoptan la forma de pensamientos o de diálogo interior  (por ejemplo, "esta presentación va a ser un desastre").