Libertad humana. ¿Existe el libre albedrío?
El libre albedrío es un mito que el individuo se cuenta a sí mismo. Esto no significa que la libertad no exista, pero sí que es difícil de conseguir en esta vida. Quizás algo que tememos tanto como la muerte, es lo único que nos libera del mundo terrenal o nos hace libres en un mundo desconocido, sin las dimensiones de tiempo y espacio.
Se puede decir que la libertad terrenal corresponde a la ausencia de obligaciones. Libertad de movimiento, de pensamiento, de profesión: “La libertad consiste en poder hacer lo que yo quiero” (Voltaire). La primera fase de la libertad pasa por la libertad de movimiento, que supone la movilidad física, el derecho a circular libremente. Ser libre es ir adonde nos apetezca, pensar lo que queramos, ejercer el oficio deseado, amar sin miedo. Todo ello nos parece natural, pero no debemos olvidar que se trata de una larga conquista histórica. El liberalismo político conquistó Inglaterra en el siglo XVII. Fue una ideología de lucha contra el absolutismo monárquico. Podemos considerar a Locke (1632-1704) como uno de los primeros en anunciar aquellos principios: El fin de la organización política no es el poder del Estado, sino de los individuos libres de pensar, creer, circular, organizar sus vidas, siempre y cuando la libertad del otro no esté amenazada o en peligro. Ésta sería la libertad formal, la política, la que nos otorga el derecho universal. Una vez alcanzada la libertad formal, se tiene que pasar a la libertad concreta. Ya no se trata de tener derecho, sino de tener el poder concreto de hacer lo que se desee, la capacidad efectiva del individuo de elegir su vida, libertad que alcanzamos sólo cuando dominamos unos recursos necesarios y suficientes para poder sentirnos libres.
Por otro lado, es necesario distinguir dos conceptos de libertad. La “libertad negativa” corres
ponde al hecho de no ser entorpecida por los demás en la realización de lo que deseamos hacer, por ejemplo, la ausencia de la censura de prensa. La “libertad positiva” es el poder de controlar las decisiones públicas o de formar parte de las mismas, por ejemplo, el derecho a ejercer el voto en unas elecciones democráticas.
Otro aspecto de la libertad es la autonomía (Kant). La autonomía no es la ausencia de coacción, sino la posibilidad de imponerse a la propia ley. Por ejemplo, la autonomía de un pintor o músico supone mucha autodisciplina.
Finalmente, para contestar a la pregunta ¿Podemos ser libres?, muchos filósofos contestan que el libre albedrío total es una ficción. Pero la libertad tiene sentido si se considera en relación con una obligación interna o externa de desarrollar todo nuestro potencial, todo nuestro talento y, en definitiva, todo nuestro ser competente (emotivo, social y cognitivo). Para conseguir dicha libertad debemos disponer de los medios para realizar la propia voluntad: después de saber lo que se quiere, emplear las herramientas para alcanzarlo, algo que podemos considerar como obligación libremente consentida. La sumisión a uno mismo que nos permite la conquista del ser potencial (lo que puedo llegar a ser).
Lo que han dicho algunos filósofos al respecto:
Aristóteles (384 a. C. – 322 a.C.) Conceptualizó la libertad como la tendencia natural del hombre que lo conduce a ser feliz. De acuerdo a esta consideración, la persona se cree ser libre cuando realiza acciones ligadas a la seguridad que le permite su pensamiento, donde asumiendo los principios éticos , sabe que es libre. Esto hecho mediante la representación de acciones libres y voluntarias que no son producto de coacción, ni de ignorancia.
Tomás de Aquino (1225-1274). Los animales reaccionan instintivamente y el ser humano posee libre albedrío sin el cual no podría conformarse a los preceptos enunciados por Dios, ni discernir el bien del mal. Filósofos como Descartes admitirán esta doctrina como una característica humana. Los protestantes consideran, por el contrario, que la vida humana sigue un destino implacable o tendente a la predestinación.
Spinoza (1632-1677). Descarta la teoría del libre albedrío y estima que la “voluntad no puede llamarse causa libre, sino únicamente causa necesaria”. Los hombres se equivocan cuando piensan que son libres”, porque ignoran las causas que les llevan a actuar.
Kant (1724-1804). Insistió en la noción de autonomía como aptitud humana para respetar unos principios morales dictados por la razón y la voluntad. Ser libre es seguir una vía moral interior formada por la autodisciplina y la negativa a las propias pasiones.
Jean- Paul Sartre (1905-1980). Rechaza toda visión “naturalista” y determinista del humano. Ni Dios ni la naturaleza mandan al hombre lo que debe hacer. La vida humana es contingente y desprovista de sentido, que es el fundamento de la libertad humana, pero también su angustia. Esta libertad no puede encontrar más razones que en sí misma.