12/03/2018

La comunicación analógica versus la comunicación digital

El ser humano es un ser social y relacional, es decir, se encuentra inmerso en un mundo de interacciones con los otros. Uno de los aspectos que nos diferencian en general del mundo animal es la frecuencia con la que utilizamos herramientas y, en particular, el uso del lenguaje. Con dicha herramienta (el lenguaje)  podemos comunicarnos con otras personas como nuestros padres y hermanos (familia nuclear), con el resto de nuestra familia, con amigos, profesores, compañeros de trabajo, compañeros de estudio e, incluso, con desconocidos. El uso de esta herramienta tan nuestra (el lenguaje) nos permite, quizás, la conducta más importante que puede llevar a cabo nuestra especie (homo sapiens):  la comunicación. La actividad comunicativa nos permite, además de transmitir información, definir el tipo de relaciones que queremos establecer con los otros. ​​​​​​Al analizar dicha conducta comunicativa podemos observar que existen dos modalidades de transmisión de la información: una analógica (no verbal) y otra digital (verbal).

La comunicación analógica(no verbal) nos permite transmitir información de las relaciones que se establecen entre los comunicantes. En el ser humano este tipo de comunicación está constituida por los gestos, las posturas, expresiones faciales, inflexiones de voz, secuencia, ritmo, cadencia de las palabras y, en definitiva, cualquier otra manifestación no verbal que sea emitida en un contexto interactivo.  A su vez podemos clasificar la comunicación analógica o no verbal en tres grandes categorías:

Kinésica (lenguaje corporal): todo tipo de movimiento corporal como los gestos, las expresiones faciales, la sonrisa, el contacto ocular, la postura,  etc. También el aspecto físico, la altura, el peso o el aspecto general del comunicante.

Paralingüística: son las conductas relacionadas con los aspectos vocales no lingüísticos de un mensaje, como son la intensidad o volumen de la voz, la calidad y fluidez de pronunciación, las vocalizaciones, la velocidad, el ritmo, el tono (dicen que es el acento el que convence y no la palabra), el llanto, la risa, el control de los órganos respiratorios y articulatorio, etc.

Proxémica:  todas las conductas relacionadas con el uso del espacio personal y social, por ejemplo, la distancia física, la manera de sentarse o la forma de disponer de una habitación.  Un aspecto importante de esta categoría es que la distancia social entre la gente correlaciona con la distancia física:
  • Distancia íntima (separación entre 15 y 45 centímetros). Para que se dé esta cercanía, las personas tienen que tener mucha confianza y, en algunos casos,  estar emocionalmente unidos, pues la comunicación se realizará a través de la mirada, el tacto y el sonido.  Es la zona de los amigos, parejas, familia, etc. Dentro de esta zona se encuentra la zona inferior a unos 15 centímetros del cuerpo, la llamada zona íntima privada.
  • Distancia personal (separación entre  46 y 120 centímetros). Estas distancias se dan en la oficina, reuniones, asambleas, fiestas, conversaciones amistosas o de trabajo. Si estiramos el brazo, llegamos a tocar a la persona con la que estamos manteniendo la conversación.
  • Distancia social (separación entre 120 y 360 centímetros). Es la distancia que nos separa de los extraños. Se utiliza con las personas con quienes no tenemos ninguna relación amistosa, la gente que no se conoce bien. Por ejemplo: la dependienta de un comercio, el albañil, los proveedores, los nuevos empleados, etc.
  • Distancia pública ( separación más  360 centímetros). Es la distancia idónea para dirigirse a un grupo de personas. El tono de voz es alto y esta distancia es la que se utiliza en las conferencias, coloquios o charlas.
 
La comunicación digital (verbal): transmite los aspectos del contenido propiamente dicho, contando con una sintaxis lógica sumamente compleja. Tal comunicación es artificial y arbitraria (hemos decidido llamar a un objeto alargado PALO, pero también podría haberse denominado BALO), desde la numeración y la escritura hasta los lenguajes de software de la inteligencia artificial.  Dicha comunicación digital suele  ser efectuada por el lenguaje natural de cualquier idioma.

La diferencia entre analógico y digital la podemos observar en el siguiente ejemplo. Cuando decimos la frase  “SÍ ESTOY DE ACUERDO” estamos utilizando el lenguaje digital o verbal y si muevo mi cabeza de  arriba hacia abajo para decir “SI…” estamos utilizando el lenguaje analógico no verbal  (gesto que corresponde a la parte kinésica), pero además puede decir un “SI…” con un tono cálido o un tono serio  (sería la parte paralingüística del lenguaje analógico o no verbal) y, por último, la distancia que mantengo con mi interlocutor al decirle “SI…” puede ser próxima o distante (es la parte proxémica del lenguaje analógico).

En el contexto interactivo, los niveles analógicos y digitales de un mensaje mantienen entre sí, necesariamente, una relación que se conoce con el nombre de puntuación. La puntuación de un nivel de la comunicación respecto al otro es congruente cuando las informaciones que transmiten uno y otro no entran en conflicto, e incongruente,  cuando la información  transmitida en  un nivel de comunicación entra en conflicto con la transmitida por el otro. La puntuación incongruente se denomina descalificación. Un ejemplo de comunicación congruente consiste en la emisión de la palabra “si” moviendo ligeramente la cabeza de arriba hacia abajo, mientras que de una comunicación incongruente o descalificación sería emitir el mensaje “estoy muy triste ” acompañándolo de una sonrisa de oreja a oreja.

Por otra parte,  comentar que la comunicación digital o verbal puede falsearse, ya que podemos controlarla (pensar antes de hablar), sin embargo la comunicación analógica suele estar mediada por conductas automáticas e inconscientes, siendo más creíbles (aunque siendo buenos actores también la podemos falsear). Por ejemplo, un beso o un abrazo pasional nos transmite de forma más veraz lo que la otra persona siente por nosotros que las palabras “te amo”. A efectos prácticos no es tan importante lo que digas (comunicación digital o verbal), sino cómo lo digas (comunicación analógica o no verbal), pues recuerda que es “el acento es el que convence y no la palabra”.

José Ramón Moreno Miranda

 

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