18/03/2013

Creencias y sistemas de creencias

Las creencias son básicamente juicios y evaluaciones sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo que nos rodea. Las creencias son  generalizaciones firmemente aferradas acerca de:

1. Causalidad

2. Significado

3. Límites en:

                     a. El mundo que nos rodea

                     b. Nuestro comportamiento

                     c. Nuestras capacidades

                     d. Nuestra identidad

 

Las afirmaciones “El movimiento de las placas continentales provoca los terremotos” y “La ira divina provoca los terremotos”, reflejan creencias distintas acerca del mundo que nos rodea. Las creencias funcionan a un nivel distinto que el comportamiento y la percepción, e influyen sobre nuestra experiencia e interpretación de la realidad.

Según sean sus creencias, cada cual adoptará un planteamiento distinto al tratar de conseguir el éxito. Es más, el modo en que una situación encaje o no con las creencias y los sistemas de valores de un individuo o grupo de individuos, determinará cómo serán éstas recibidas e incorporadas.

EL PODER DE LAS CREENCIAS

Las creencias resultan notablemente difíciles de cambiar por medio de las normas tradicionales de pensamiento lógico o racional.

Nuestras creencias sobre nosotros mismos, así como sobre lo que es posible en el mundo a nuestro alrededor, influyen con fuerza en nuestra eficacia cotidiana. Cada uno de nosotros tiene creencias que actúan como recursos, junto con otras que nos limitan.

Nuestras creencias pueden moldear, afectar e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestras relaciones, nuestra creatividad, e incluso nuestro nivel de felicidad y éxito personal. Muchas de estas creencias nos fueron implantadas en la infancia por padres, maestros, entorno social y medios de comunicación, mucho antes de que fuéramos conscientes de su impacto o de que pudiésemos decidir sobre ellas.

CREENCIAS LIMITADORAS

Las tres áreas más comunes de creencias limitadoras se centran en torno a las cuestiones relacionadas con:

1. Desesperanza: Creencia de que el objetivo deseado no es alcanzable, sean cuales sean nuestras capacidades. Se caracteriza por el sentimiento de que “Haga lo que haga nada cambiará”; “Lo que deseo es inalcanzable”; “Soy una víctima”.

2. Impotencia: Creencia de que el objetivo deseado es alcanzable, pero no somos capaces de lograrlo. Produce el sentimiento de que “Eso está al alcance de otros, pero no de mí”; “No soy lo bastante bueno o capaz para conseguirlo”.

3. Ausencia de mérito: Creencia de que, aunque creemos que el objetivo deseado es alcanzable y disponemos de la capacidad para lograrlo, renunciamos a él porque creemos que no merecemos conseguirlo. Se caracteriza por el sentimiento de que “Soy un fraude”; “No pertenezco aquí”; “No merezco ser feliz o estar sano”; “Hay algo fundamentalmente malo en mí como persona”; “Merezco el dolor y el sufrimiento que estoy experimentando”

Para tener éxito, las personas necesitan cambiar esta clase de creencias limitadoras por otras que impliquen esperanza en el futuro, sensación de capacidad y responsabilidad y sentido de valía y pertenencia.

Obviamente, las creencias más penetrantes son aquellas que se relacionan con nuestra identidad. He aquí algunos ejemplos de creencias limitadoras relacionadas con la identidad: “Soy un inútil / no valgo / soy una víctima”; “No merezco tener éxito”; “Si consigo lo que deseo perderé alguna otra cosa”; “No tengo permiso para tener éxito”.

Las creencias limitadoras operan a veces como “virus mentales”, que llegan a convertirse en “una profecía que se cumple por sí misma” y a interferir con nuestros esfuerzos. Los virus mentales contienen suposiciones y presuposiciones no verbalizadas, lo que las hace aún más difíciles de identificar y combatir. Frecuentemente, las creencias más influyentes están fuera del alcance de nuestra conciencia.

TRANSFORMAR LAS CREENCIAS LIMITADORAS

Transformamos las creencias limitadoras y nos “inmunizamos” a los “virus mentales” cuando expandimos y enriquecemos nuestro modelo del mundo, y percibimos con mayor claridad nuestra identidad y nuestras misiones. Las creencias limitadoras son a menudo desarrolladas con el objetivo de cumplimentar algún propósito positivo, como el de protegerse, establecer límites, dotarse de poder personal, etc. Reconociendo estas intenciones profundas y actualizando nuestros mapas mentales para incluir otras formas más eficaces de cumplimentarlas, las creencias pueden ser a menudo cambiadas con un mínimo de esfuerzo y sufrimiento.

Cuando una persona no sabe cómo cambiar su comportamiento, es fácil que elabore la creencia de que “Este comportamiento no puede cambiarse” Resulta a menudo importante proporcionar las respuestas a una serie de preguntas sobre el “cómo” para ayudar a la persona a transformar sus creencias. Por ejemplo, para tratar con una creencia como “Es peligroso mostrar mis emociones”, deberemos responder a la pregunta: “¿Cómo puedo mostrar mis emociones y mantener al mismo tiempo la seguridad?”

Las creencias, tanto las potenciadoras como las limitadoras, son a menudo construidas mediante la realimentación y el refuerzo procedentes de otras personas significativas para nosotros. Nuestros sentidos de identidad y misión, vienen a menudo definidos por otras personas importantes, o “mentores” que nos sirven como puntos de referencia para los sistemas mayores de los que nos percibimos como miembros.

Por consiguiente, clarificar o alterar relaciones clave, así como los mensajes recibidos en el contexto de esas relaciones, suele facilitar de forma espontánea cambios en las creencias. Establecer nuevas relaciones es a menudo parte importante en la promoción de un cambio de creencias perdurable, sobre todo cuando se trata de relaciones que proporcionan soporte positivo a nivel de identidad.

“El Poder de la Palabra”

Robert Dilts

Editorial Urano

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