29/04/2020

comunicación efectiva

Lo social, para los seres humanos, se constituye en la comunicación y en su herramienta fundamental: el lenguaje. Todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico.  

Hace mucho tiempo, una de las grandes transformaciones históricas de la humanidad tuvo lugar en Grecia. Alrededor del año 700 A.C., fue inventada una nueva forma de comunicación: el alfabeto. Con el advenimiento del alfabeto, cambió nuestra manera de pensar sobre las cosas, dándose un cambio de nuestras categorías mentales, en la manera en que los seres humanos piensan sobre ellos mismos y sobre el mundo. Se produjo un desplazamiento de un lenguaje de acción a un lenguaje de ideas. 

En un principio el énfasis puesto en el ser de las cosas nos condujo a minimizar el papel jugado por el lenguaje. Nos vimos a nosotros mismos como seres racionales, dotados de un alma inmutable, rodeados de una amplia gama de entidades cuyo seres podíamos descifrar -y eventualmente controlar- a través del poder de la razón. El lenguaje jugaba un papel pequeño o nulo en la constitución de nosotros mismos y del mundo. Sólo nos permitía describir cómo son las cosas, su ser.

Hoy en día nos estamos enfrentando nuevamente a una revolución de importancia capital de relevantes innovaciones tecnológicas y de la emergencia del lenguaje electrónico. La irrupción de lenguaje electrónico comprende un proceso que contiene una profusión de medios de comunicación, que incluye a los antiguos telégrafo y gramófono, el teléfono, el télex, la radio, la televisión, el cine, el aparato de vídeo, la fotocopiadora y el fax, junto con las innovaciones en el hardware y el software de las computadoras y los teléfonos móviles. Hoy en día observamos como estos distintos medios de comunicación confluyen y se integran unos con otros en diferentes configuraciones de multimedia.

Como resultado de lenguaje electrónico, el mundo ha cambiado, convirtiéndose en la "aldea global" de la que habló Marshall McLuhan hace ya más de 30 años. La distancia, que siempre fue un factor relevante en la forma en que los seres humanos organizaban sus vidas, es cada vez más irrelevante.

Hoy en día el cambio se ha convertido en un aspecto permanente de la vida. Nada permanece igual por demasiado tiempo. Pasamos de un entorno  donde predominaba el ser (algo fijo e inmutable) a un mundo del devenir (el cambio y la incertidumbre).

Todo lo expuesto, es decir, la emergencia del lenguaje electrónico, junto a la aparición de internet (la web 2.0), el desarrollo de la sociedad de la comunicación y de la información, la aldea global, la aparición de nuevas tecnologías nos lleva a una sociedad mucho más compleja, donde más que nunca el uso del lenguaje y el conocimiento de nuestro mundo emocional cobra una importancia fundamental en la mediación con este nuevo entorno  y en la forma de pensar sobre nosotros y el mundo que nos rodea. 

Este proceso ha sido llamado "el giro lingüístico" pues el lenguaje pareciera haber tomado el lugar de privilegios que, por siglos, ocupaba la razón. 

El lenguaje es lo que hace de los seres humanos el tipo particular de seres que son. Los seres humanos son seres lingüísticos, seres que viven en el lenguaje. El lenguaje es la clave para comprender los fenómenos humanos.

Por siglos, hemos considerado al lenguaje como un instrumento que nos permite describir lo que percibimos (el mundo exterior) o expresar lo que pensamos o sentimos (nuestro mundo interior). Esta concepción hacía del lenguaje una capacidad fundamentalmente pasiva o descriptiva. El lenguaje, se suponía, nos permitía hablar sobre las cosas. La realidad, se asumía, antecedía al lenguaje y éste se limitaba a dar cuenta de ella (concepción contable de lenguaje).

Sin embargo, los avances registrados durante las últimas décadas en el campo de la filosofía del lenguaje, reconoce que el lenguaje no sólo nos permite hablar sobre las cosas: el lenguaje hace que sucedan cosas. El lenguaje es generativo, por lo tanto, no sólo nos permite describir la realidad, ya que el lenguaje crea realidades. La realidad no siempre precede al lenguaje, éste también precede la realidad. Por ejemplo, cuando digo que: “A partir de mañana voy a realizar una dieta"  o digo que: "Voy  a comenzar a practicar deportes". 

Al postular que el lenguaje es generativo, estamos sosteniendo que el lenguaje es acción. A través del lenguaje, no sólo, hablamos de las cosas, sino que alteramos el curso espontáneo de los acontecimientos: hacemos que las cosas ocurran. 

Bienvenido al mundo de la Comunicación efectiva, a nuestra comprensión de lo que significa el ser humano.

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